martes, 2 de junio de 2009

Capitulo 2: Nuevos comienzos

Al día siguiente me desperté muy desorientada. Esa sensación al despertar en que no sabes donde estas no es nada agradable, verdad? Al cabo de unos instantes me acordé de todo lo que había ocurrido la noche anterior y me entró un ataque de una negra ira. Pero quién se creía que era para dejar así la habitación? Pues si ella no quiere vivir conmigo,yo tampoco!! Sin ni siquiera una explicación ni apenas intentar la convivencia me había hecho sentirme como el bicho raro, la que nunca encaja vaya donde vaya. Estando sumida en esos pensamientos pasando entre la tristeza y la ira me fui arreglando para un nuevo día de colegio, ya estaba apunto de salir cuando me vino a la memoria sus ojos la noche anterior, sin poder evitarlo me estremecí. Esto me hizo reaccionar y salir de la habitación para ir a desayunar con todas las demás. No se me había ocurrido pensar cual sería la reacción de las demás hacia mí pero tampoco tuve que esperar mucho para averiguarlo, al andar por los pasillos todas me miraban: las chicas de mi curso y más pequeñas me miraban con lástima y las mayores y sobre todo el grupo de populares a los que pertenecía Violet con mucho desprecio y desdén. Bajando las escaleras para llegar al comedor me vinieron a la cabeza las palabras que me dijo mi padre la última vez que le vi: “Martha ve siempre con la cabeza bien alta, con orgullo, nunca dejes que sepan lo lastimada que estás” Así que respiré bien hondo, cuadré los hombros y levante bien alto la cabeza. Con orgullo bajé las escaleras y llegué a la puerta del comedor, tenía la mano en el pomo para entrar pero no fui capaz, me acobardé y salí corriendo hacia clase esperando que no se hubiera notado mi huida.
Al llegar a clase todos los chicos se encontraban ya allí y al parecer no sabían nada así que estuve hablando con ellos, sobre todo con Bill y John, eran unos gemelos muy simpáticos y divertidos, ya el día anterior habíamos hablado y congeniado.
El resto de las chicas llegaron cuando sonó la campana y detrás de ella venía la profesora de matemáticas. Las clases transcurrieron sin mayores incidencias, era más fácil estar allí que en la residencia de chicas donde me sentía tan incomoda aunque me dí cuenta en mitad de clase de gimnasia que era la única chica con cuarto individual lo cual en cualquier otra circunstancia me hubiera dado mucho status, no pude evitar reírme con cierta amargura por la ocurrencia.
Las chicas con las que había hablado el día anterior no se acercaron a mí en todo el día y lo entendía, Violet era la chica más popular del instituto, la reina de todos y no querían enemistarse con ella. A mí aunque me dolía tampoco me importaba mucho, la soledad no está tan mal, además los chicos cuando se enteraron no me trataron de ninguna forma distinta.
Al acabar las clases todos volvieron a sus residencias y habitaciones como yo no tenía muchas ganas de enfrentarme a todas ellas me quedé practicando algunos tiros a canasta, tenía la intención de intentar entrar en el equipo de baloncesto, así tendría menos horas libres…jeje Estaba muy concentrada en eso que por eso no me dí cuenta de que alguien me observada hasta que se acercó a mí a hablarme
- Hola, eres Martha, verdad?
- Em..pues si!....como lo sabes?- me había quedado atónita ante el chico que me estaba hablando. Era completamente increíble.. tenía un aura, una sonrisa que resplandecía cuando el Sol le iluminó, parecía tan cálido..
- Creo que a estas alturas todo el colegio ya sabe quien eres.. por lo de Violet- aclaró al ver mi cara de extrañeza.- Por cierto me llamo Rubens
- Encantada de conocerte. Siento no poder quedarme a hablar contigo pero se está haciendo tarde y aún no he hecho los deberes..
- No te preocupes. Mañana ya seguiremos hablando, tenemos todo el curso para ello!- dijo con una sonrisa bailando en sus labios y con esas palabras se fue dirigiéndose hacia su residencia.
- Vaya como camina!- no pude evitar murmurar para mí misma.- Parece uno de esos guepardos de los documentales de mi abuelo.
Tenía ese caminar elástico, esa seguridad de movimientos que tenían los grandes felinos y eso podía asegurarlo yo sin ninguna duda no sólo por los documentales.. Al llegar a ese punto de mis pensamientos me dí cuenta de que seguía allí mirando por donde se había ido y me puse a caminar hacia la residencia. No me dí cuenta de los ojos que brillaban en la ya oscuridad del bosque que dejaba atrás (ya que las canchas estaban justo al lado de los límites del bosque que rodeaba el castillo)
Subí corriendo a la habitación y me acicalé para ir a cenar. Parecía ya un día distinto, no tan sombrío como por la mañana y sonrojándome me dí cuenta de que era por Rubens. Sin apenas darme cuentas de las miradas de las demás llegué al comedor y esta vez entré, allí la tensión era más evidente y acabé notándola así que con la cabeza gacha me acerqué a coger mi comida. Estaba eligiendo una ensalada cuando de repente oí una voz detrás de mí
- Qué tal están siendo tus primeros días?
A pesar de que creí reconocer esa voz no me quise fiar de mis oídos, me parecía increíble que me estuviera hablando. Tenía que verificarlo con mis propios ojos. Después de unos segundos eternos, lentamente me dí la vuelta. Y aunque mis oídos me lo habían indicado, me quedé estupefacta.

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