- Bienvenida al Royal Castle Private High School- fue lo primero que me dijo una señora de mediana edad nada mas pasar los límites de la escuela, de mi nuevo instituto. No podía parar de pensar en su nombre: “Royal Castle Private High School” un nombre imponente para un sitio imponente. Parecía un viejo castillo y probablemente lo era ya que en esta región abundan. Me sentía insignificante, asustada y sobre todo muy nerviosa
- Mu…muchas gr..gracias- acerté a decir. La elocuencia nunca había sido mi fuerte pero ahora es que incluso me trababa con las letras
- ¿Cómo te llamas pequeña? Supongo que eres nueva pero no te preocupes, en seguida te sentirás aquí como en casa…- la amable señora no paraba de hablar y hablar, evidentemente para intentar tranquilizarme..y miraba sin parar la lista intentando averiguar cual de aquellos nombres era el mío
- Ssoy Martha Simpt- acerté a decir, interrumpiendola. No quería mas que me diera el horario y el mapa para conseguir llegar a clase. No sólo eso, también me tenía que indicar dónde se encontraba mi habitación ya que esto era un internado
- Bien,bien…Martha…encantada. Yo soy Judith Marlton, soy la ama de llaves y un poco la madre de todas. Cualquier cosa que necesites no dudes en hablar conmigo, estoy aquí para ayudaros..-me dijo con gran amabilidad. No podía menos que sentir cierta ternura hacia ella, con sus grandes ojos tan expresivos con su sonrisa amable y la ternura que desprendía.
Le agradecí su ayuda y mientras me daba toda la información que necesitaba le aseguré que no dudaría en pedirle ayuda si así lo necesitaba. Acto seguido recogí mi pequeña maleta del suelo y orientándome en el mapa me dirigí hacia la que sería mi casa, mi hogar, durante el próximo curso.
De camino hacia mi habitación me crucé con gran cantidad de chicos en el patio y ya en el edificio con sólo chicas. Todas me daban la impresión de que se conocían pero también veía mucha gente nueva. Siempre te das cuenta de quienes son los nuevos porque no paran de mirar hacia alrededor con ojos desorbitados y muy asustados; sin embargo les parecía calmar la presencia de sus padres que los acompañaban a sus habitaciones para luego protagonizar tiernas despedidas. Me dí cuenta de que llamaba la atención: iba sola, con una maleta muy pequeña, al menos en comparación con la de los demás así que decidí dejar de investigar y encontrar lo más rápido mi habitación. Ya podría deambular después de que empezaran a irse los padres cuando los que quedaran fueran pocos al menos.
Mi habitación: la 208. Tenía una mano en la manilla apunto de abrir cuando oí risas y personas hablando,cohibida dudé antes de entrar y fue entonces cuando se abrió la puerta y una chica impresionante abrió la puerta y me dijo:
- Hola Martha, me había parecido oirte. Soy Violet, tu compañera de habitación.
lunes, 1 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario